Vinculan a la terapia hormonal de reemplazo en mujeres postmenopáusicas con el cáncer de ovario

La terapia hormonal de reemplazo en mujeres posmenopáusicas arrastra la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser y si bien en el pasado fue una panacea por el cual millones de mujeres lograrían prevenir episodios cardiovasculares y osteoporosis con una píldora diaria su presente gris vincula su uso con el cáncer de ovario.

Lina Steinrud Mørch en forma conjunta con un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague publicaron, en el último suplemento de JAMA, un artículo en el que lograron recabar información de 909.946 mujeres mayores de 50 años gracias a una base de datos con información del periodo comprendido entre 1995 y diciembre del 2005. Al total de las mujeres analizadas durante el seguimiento se les diagnosticaron 3068 tumores malignos de ovario que en su mayoría (2681) eran derivados de la capa más superficial del órgano denominada epitelio.

Los investigadores se circunscribieron entonces al examen de los tumores malignos epiteliales y determinaron que el riesgo relativo para padecer cáncer de ovario era de 1.44. Traducido, esto significa que las mujeres que seguían una terapia de reemplazo con estrógenos y/o progesterona tenían 1.44 veces más posibilidades de padecer cáncer de ovario en comparación con aquellas a las que no se les administraba el tratamiento. No existieron diferencias significativas según los diferentes regimenes utilizados, la duración de la terapia, las dosis, el tipo de progesterona o estrógenos empleados y la vía de administración. Todas las situaciones por igual conferían riesgo.

Cuesta abajo en su rodada, el tratamiento sustitutivo hormonal en mujeres postmenopáusicas sufrió según los resultados de la nueva investigación un empujón más en la pendiente. Camino que comenzó a transitar a partir de 1998, el año en el cual surgieron numerosos trabajos que determinaron que el uso prolongado de estrógenos y progesterona en mujeres postmenopáusicas no tenía el atractivo de prevenir episodios cardiovasculares, sino que por el contrario los promovía al generar mayores trastornos en la coagulación de la sangre y fenómenos de trombosis. Luego, los reportes que la asociaban a mayores posibilidades de padecer cáncer de mama, cólicos biliares y hasta demencia aceleraron su caída.

En la actualidad la mayoría de los médicos prescriben la terapia de reemplazo hormonal en las dosis efectivas más bajas y durante el tiempo más corto posible sólo para tratar los síntomas menopáusicos moderados a severos tales como bochornos y resequedad vaginal. Existe consenso en que no tiene ningún fundamento su uso con la intención de prevenir enfermedades cardiovasculares. Con respecto a su empleo en osteoporosis si bien tiene utilidad se debe remarcar que existen actualmente tratamientos iguales de efectivos y mucho más seguros que deben ser discutidos con el médico.

Es él, quien en definitiva le alertará sobre la terapia hormonal de reemplazo y sus ilusiones pasadas que a la luz de las evidencias aportadas por los sucesivos estudios publicados parece que nunca volverán.

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