Por medio de la emisión de un reciente comunicado, las autoridades sanitarias francesas se encargaron de alertar a la población acerca de algunos problemas suscitados con un tipo específico de prótesis de silicona fabricada en ese país. Poly Implant Prothése (PIP) es la empresa responsable de la manufactura de las defectuosas prótesis, mucho más propensas que otras marcas a rupturas. En una inspección se detectó que lamentablemente el gel de silicona con el que rellenaban los implantes, desde el año 2001, no concordaba con el reportado como utilizado en los catálogos de la empresa.
En forma preventiva, al no existir absolutas garantías en el empleo de las mencionadas prótesis, las autoridades resolvieron prohibir su distribución comercial en el territorio de Francia. Las complicaciones para las usuarias de las prótesis no fueron diferentes a las reportadas con cualquier otra marca. Las rupturas y reacciones inflamatorias locales observadas habían sido ya descriptas, pero nunca antes con la inusitada frecuencia de los implantes franceses. En la mayoría de los casos desembocó en consultas a médicos y en el reemplazo de la prótesis.
La comercialización de la prótesis no se limita al estado francés, sino que por el contrario su empleo se encuentra muy difundido en otros países del planeta. Es Por ello que las autoridades recomendaron que para una mayor tranquilidad todas las personas portadoras de prótesis mamarias deberían comprobar, a través de la tarjeta de implantación o el informe clínico que recibieron en el momento de la intervención, si las prótesis corresponden a PIP. En aquellas portadoras de dichas prótesis, se ha recomendado un control médico más estrecho y ecografías anuales.
Numerosos países -tales como por ejemplo España o Argentina- se hicieron también eco de la resolución y decidieron frenar la venta y empleo de las prótesis PIP. Por ejemplo, sólo en Argentina se calcula que aproximadamente 14.000 personas portan dichas prótesis y por ende son más propensas a sufrir las relatadas complicaciones.