La molécula culpable del atracón de azúcar

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Puede pasar que comamos dulces sin parar, de forma excesiva e intermitente. Es lo que se conoce como un atracón de dulces o de azúcar, conducta alimentaria que puede llegar a causar trastornos como la bulimia. Ahora que sabe que esa conducta no es sólo por voluntad, sino que hay asociadas a ella una serie de sustancias químicas. El equipo de Psicofarmacología, Neurotoxicología y Neuropsicología de la Universidad de Almería ha descubierto una de esas moléculas que regula dicha ingesta nociva.

Esa molécula se llama “orexina”. Es un neurotransmisor, o lo que es lo mismo, mensajera del cerebro, encargada del proceso de la nutrición. Su función es la de enviarle al cerebro los mensajes que regulan nuestra alimentación, es decir, informarle de que tenemos hambre, o de que necesitamos energía, o de que ese alimento en concreto nos gusta más que otro. Este último caso es el que sucede con la comida que contiene azúcares, que no sólo nos resulta placentera sino que además nos aporta calorías.

Es a causa de la orexina que continuamos comiendo cuando ya hemos suplido nuestras necesidades energéticas. Según los participantes del estudio, es por puro placer. La orexina le indica a nuestro cerebro que continuemos comiendo, sencillamente porque nos gusta el sabor. Al continuar comiendo, estas moléculas se van incrementando en número, lo que genera un círculo vicioso entre nuestro organismo y la comida que sólo se termina cuando ésta se acaba.

Para llegar a tales conclusiones el equipo realizó un experimento con ratones, a los que se sometió a un patrón de consumo por atracón durante 4 días. Tras esto, les añadieron un compuesto contrario a la orexina, que impedía que ésta funcionara con normalidad. Con eso consiguieron que los ratones dejaran de consumir dulces entre un 70 y un 80%.