Los adolescentes, víctimas de la publicidad de tabaco

Will Rogers, un actor y humorista norteamericano popular a mediados de la década de 1930, dijo alguna vez que “la publicidad es el arte de convencer a la gente, para que gaste el dinero que no tiene, en cosas que no necesita”. No sabemos si la frase aplica para todas las situaciones, pero hay una en la que viene como anillo al dedo. Alrededor del 29% de los adolescentes no fumadores, pero que frecuentan comercios que entre otras cosas expenden cigarrillos, se convierten finalmente en fumadores. Todo suele tener una explicación y en este caso se llama publicidad.

El tabaco es el único producto legal de consumo que mata cuando es utilizado tal y como pretende el fabricante. También está demostrado que alrededor de la mitad de las personas fumadoras lamentablemente morirán de alguna enfermedad relacionada a su empleo. Por otra parte, las políticas de salud y normativas legales tendientes a restringir la divulgación de contenidos publicitarios en la vía pública, medios masivos de comunicación y eventos deportivos, han demostrado ser muy efectivas a la hora de evitar el ingreso a la triste carrera del fumador. Pero como siempre, la industria consigue algún canal para difundir sus productos y un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, acaba nuevamente de desenmascararla.

Liderados por Lisa Henriksen, gracias a un trabajo publicado en agosto del corriente año en la revista médica Pediatrics, dejaron en claro el impacto nocivo que tiene la publicidad en los propios puntos de venta. Alrededor de 1681 adolescentes norteamericanos con edades comprendidas entre los 11 y 14 años fueron interrogados por medio de cuestionarios y demostraron no ser para nada inmunes al material promocional ubicado en su interior. En cambio, aquellos que concurrieron menos de dos veces al mes a los citados establecimientos registraron un porcentaje menor de nuevos fumadores, alrededor del 9%. Con números que hablan por sí solos, los científicos recomiendan la puesta en marcha de medidas tendientes a prevenir que los adolescentes terminen finalmente como rehenes de peligrosas estrategias de mercado.