Los niños deben viajar en un automóvil sin humo de tabaco

Según numerosas evidencias científicas, el humo de tabaco ajeno es causa frecuente de diversas enfermedades. Por ello existen en varias partes del mundo regulaciones que prohíben a las personas fumar en espacios públicos y permiten así proteger a niños y adultos de su efecto nocivo. Ahora bien, tal como lo determinaron científicos irlandeses, persisten aún niveles de peligrosa exposición en situaciones cotidianas, como por ejemplo cuando los niños disfrutan tranquilamente de un paseo en automóvil.

Un grupo de investigadores liderados por Z. Kabir, del Instituto de Investigación Libre de tabaco de Dublín, llegó a dicha conclusión gracias a un estudio publicado en el último número de la revista de la Sociedad Europea de Medicina Respiratoria. Por medio de encuestas realizadas entre marzo y abril del 2007 a 2809 niños, cuyas edades oscilaban entre los 13 y 14 años, lograron determinar que el 14.8% de ellos estuvieron alguna vez expuestos al humo de tabaco en el interior de un rodado.

Los científicos pudieron también develar que las niñas sufrieron niveles de exposición al humo de tabaco ajeno más altos que los varones. Pero en ambos existió una mayor frecuencia de signos de enfermedad respiratoria tales como los silbidos.

El humo de tabaco ajeno es carcinógeno. Estudios previos en niños lo asociaron con enfermedades diversas: infecciones del aparato respiratorio, asma bronquial, otitis y hasta Síndrome de Muerte Súbita. Los niños expuestos al humo tienen más días de ausentismo escolar y períodos más frecuentes de restricción en sus actividades diarias.

Los infantes son más vulnerables al humo debido a que cuentan con vías aéreas más pequeñas y cierta inmadurez en sus defensas inmunitarias. Lamentablemente, aquellos que están expuestos tienen mayores posibilidades de convertirse en tabaquistas con el correr de los años.

Las políticas que prohibieron el hábito en espacios públicos han demostrado ser efectivas en el cuidado de la salud de la población. El problema remanente, que según dicen los científicos deberá ser profundamente estudiado, tiene que ver con los espacios considerados privados. Un adulto que fuma en un automóvil, expone a los niños que lo acompañan a concentraciones 23 veces más tóxicas que las observadas en ambientes de mayor tamaño.